Para los que euieren ser Libres pensadores....

El peor castigo de un mentiroso no es que no se le crean los demás, sino que él mismo será incapaz de creer o confiar en otros.

Quetzaocotl estamos esperando un re regeso......


Amo el canto
Amo el canto siempre nuevo
del cenzontle,
amo el olor delicado
de las flores,
y de ónix y del jade
sus colores;
pero amo más a mi hermano,
que es el hombre. 

Nezahualcóyotl
Quien dice que las aves ya no vuelan si las alas de Quetzalcoatl aun andan por los cielos, quién dice que las plumas sagradas ya no brillan, si en los rayos del sol aun palpitan, entregándose al hombre y éste que se niega a recibirlas.
Mas cual pájaro hombre que su serpiente asciende y devora la podredumbre de la ignorancia y la insensatez.
Quién osa decir que esto es tierra marchita, si aun la misma tierra hace vivir, muere y vuelve a nacer todo lo que de ella surge.
Para vivir hay que morir, y para morir, hay que vivir de instante en instante.
Ni las mariposas negarían su existir, ni los sabios se halagarían porque les rindieran elogios.
Pues es más terrible la situación de los que se creen sabios, cuando hay quienes ignoramos que ignoramos.
La sabiduría no se regala, se hace una con nosotros mismos, hasta en el templo de Delfos hace mención a esto,
Pues la entrada a ella es comenzar con nosotros mismos.
El jade y las piedras preciosas no son de quien las posee, sino de quien las hace suyas, les da forma y las perfecciona.
Quién dice que lo antiguo ya no vive, si corre por nuestras venas.
Ni las aguas, ni los ríos se atreverían a decir semejante cosa, más cuando los tesoros han sido cubiertos con el manto de la sabiduría celeste.
Quetzalcoatl vive y quiere que nosotros vivamos y no como ahora que tan solo existimos.

En Verdad con él inició la vida,
En verdad de él proviene, de Quetzalcoatl,
Todo el conocimiento, toda la creencia,
El saber…. Y  los antiguos sacerdotes
Así guardaban en Tula sus preceptos,
Como se han guardado aquí en México.
Sois blanca flor, sois un faisán,
Sois  nuestro Dios que se yergue con su penacho,
Como abanico con plumas de quetzal.
Dueño de los jades y las turquesas,
de las ciudades, las esteras y los solios.
Misterio y esencia, fundamento y raíz
De los mexicanos, flor de calabaza, de cempasúchil,
De frijol  y , de maíz para mis hermanos.
La tierra de Anáhuac habéis matizado
Porque el dador de la vida os ha enviado,
os ha forjado vuestro Padre,
el Dios en el interior mismo del agua.
Eres canto y evocación maravillada de aquel
cuya palabra resplandece con luz de amaneceres,
Eres rostro y corazón de mi raza, eres colibrí
Izquierdero, el Dios Huitzilopochtli
Eres quien da cimiento a la ciudad
Y quien hará posible que ésta siga existiendo.
Eres Citlaninicue, faldellín de estrellas,
Eres el eterno femenino que nos eleva y hace realidad
La inalcanzable, eres símbolo cósmico
De la naturaleza en todas ellas;
Que nos inspira para algún día alcanzar lo inefable.
Eres evocación de orígenes, Madre y doncella,
Eres principio informe de la tierra
Eres guía e inspiración para la guerra que he de hacer
A los tullidos y jorobados, eres Coatlicue.
Diosa madre con agua de todos colores, de vida y muerte,
Que iluminas a tus hijos y vienes a prepararlos.
Eres partícipe de aquel que nos ha traído hasta
Este punto, eres partícipe del rostro de quien es dueño del cerca y del junto.
Eres Cintéotl, la diosa del maíz y acrecentadora
De semillas, eres Tonacacihuatl, Señora de nuestra carne
Madre y mantenedora de la vida en la tierra.
Eres Yoacihuatl, Señora de la guerra,
Eres Iztapapálotl, mariposa de obsidiana,
Eres Mictecacihuatl, mujer de la región de los muertos,
Eres  Xochiquetzal, la flor preciosa con máscara distinta,
Eres Tlazolteotl, que insta y provoca
Eres Tlaelcuani, devoradora de inmundicias,
Que con aguas de color verde y amarillo,
Lava y baña y endereza corazones,
Eres Tetecuinan, madre de los Dioses
La realidad entera se acoge a tu regazo,
Eres Omecihuatl, la señora de la dualidad.
Eres… Tonantzin, Madre nuestra,
Que llora por las noches porque presiente las guerras
Y la destrucción de los soles y mundos.
Faldellín de estrellas, dueña de la flor y el canto,
Señora terrestre, monstruo y portento que flota sobre
Las aguas divinas, de tu ser provienen los cielos
Y los cuatro rumbos del mundo.
De tus ojos brotan fuentes y ríos,
De tus cabellos nacen los árboles y toda especie de plantas.
Tu  dorado atavío de pieles, tu flor de algodón
Con brillo de quetzal relucen.
Señor amo nuestro, el de la falda de jade,
El de brillo solar de jade, llegó el hombre
Y lo envió acá nuestra Madre, nuestro Padre,
El señor dual, la señora dual,
El del sitio de las nueve divisiones,
El del lugar de la dualidad.
En el cielo tú vives, la montaña tu sostienes,
El Anáhuac en tu mano está,
Por todas partes siempre eres esperado, eres invocado,
Eres suplicado, se busca tu gloria, tu fama,
En el cielo tu vive, el Anáhuac en tu mano está.
Me engaño si digo: tal vez todo ha terminado
En esta tierra y aquí se acaban nuestras vidas,
No antes bien, dueño del Universo, que allá con los que
Habitan en tu casa te entone yo cantos dentro del cielo.
Mi corazón se alza, allá la vista fijo, junto a ti y a tu lado.
¡Oh Quetzalcoatl! Eres mi Señor y guía,
Ahora me marcharé al Oriente, al rumbo de la luz
Hacia allá lanzaré mis dardos: águila amarilla,
Tigre amarillo, serpiente amarilla,
Conejo amarillo y ciervo amarillo.
Enseguida marcharé al rumbo del Norte,
A la región de los muertos,
Hacia allá también lanzaré mis dardos,
Allá en el lugar de las tierras pedregosas; águila azul,
Tigre azul, serpiente azul, conejo azul y ciervo azul.
Después proseguiré mi camino hacia el Poniente,
A la tierra de los regadíos,
Y allí también lanzaré mis dardos,
A la tierra de las flores: águila blanca,  tigre blanco,
Serpiente blanca, conejo blanco y ciervo blanco.
Finalmente marcharé al rumbo de las espinas,
Al Sur y de igual modo lanzaré mis dardos: águila roja
Tigre rojo, serpiente roja, conejo rojo y ciervo rojo.
Y luego pondré mi mano en el Dios del tiempo,
El dios viejo.
En esencia Quetzalcoatl es su nombre,
Nada exige, sino serpientes, sino mariposas,
Que vosotros debéis ofrecerle,
Que vosotros debéis sacrificar.
Que los soles de entusiasmo  os alumbren el camino,
Que las fuerzas del tigre os acompañen
Que los cocuyos de sabiduría iluminen vuestro intelecto.
Que el pino rumoroso dé sombra a vuestro descanso
Que las ranas de esmeralda señalen los senderos, croando
sin descanso.
Que ella, la naturaleza, sea pródiga contigo.
Que la fuerza universal os bendiga y dirija.
Serpiente emplumada que desde los cielos cuidas a tus hijos, señor que se materializó con el sol, que el maíz nos regaló.

Guerrero incansable que su vida arriesgó en los nueve cuartos del mictlan, que cayó, pero con el resto de los huesos huyó.

Gemelo divino que baja en el equinoccio para visitar a tu pueblo mexicano, aquel que con tanto amor has creado.



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